The Outlaws - It's About Pride (2012)

Menuda sorpresa más agradable ha significado este disco para un servidor. Como buen seguidor de esas obras maestras, sobre todo los dos primeros discos, nunca lo suficientemente apreciadas, que parieron los Outlaws en los 70’s, me acerqué al disco simplemente por pura inercia, sin esperar nada del mismo, quizás alguna buena canción, pero amigo, los ojos se me quedaron como platos, la boca abierta y desencajada cuando iban cayendo los temas uno tras otros. De la formación original solamente quedan su cantante Henry Paul y el batería Monte Yoho, pero han sabido rodearse de una banda mucho más joven, que les ha insuflado nuevas y renovadas fuerzas. Lo primero que he de reseñar del disco es su perfecto sonido y producción, las guitarras están a un nivel espectacular, hacia tiempo que no disfrutaba tanto de los duelos típicos del Southern Rock como en este disco, el trabajo de Billy Crain y Chris Anderson, que así se llaman los dos pistoleros encargados de las guitarras, es simplemente impecable, te encuentras haciendo air guitar a las primeras de cambio sin remisión. En segundo lugar, podemos decir sin ponernos colorados, que el nivel compositivo está a la altura de sus discos clásicos, “It’s About Pride” puede mirar a los ojos desde la misma altura a su disco de debut y a “Lady Waiting”. Sé que suena exagerado, pero es lo que siento y cuanto más escucho el disco, cosa que no he podido dejar de hacer de manera compulsiva el ultimo mes, más me reafirmo. Cada una de las virtudes que les han convertido en una banda legendaria está presente en el disco, los grandes juegos vocales con aroma Country que ya aparecen en el tema que abre el disco “Tomorrow's Another Night”, temática puramente redneck y que huelen a club country de carretera como “Hidin' Out In Tennessee” o el perfecto heredero de “Green Grass & High Tides” que es el tema que da título, más de siete minutos de declaración de amor y orgullo por la tierra que les vio nacer, acompañado del mejor duelo de guitarras de los últimos diez años. Y esto es sólo el principio, las tres primeras canciones que ya han destrozado todas tus defensas y conquistado el castillo de tu alma sureña. Estamos ante un renacimiento, una vuelta al camino de la grandeza, como si se tratara del debut de una nueva banda que nos ha enamorado al primer encuentro, un rejuvenecimiento que ni en nuestro mejores sueños seriamos capaces de imaginar. Terminan con un tema como “So Long” por el cual muchas bandas matarían, ecos de los Eagles, perfecto estribillo con la todavía buena voz de Henry Paul, guitarras electrizantes, un tema que en otra época sería un éxito de masas. Solamente queda rezar para poder verlos en directo en tan buena forma. Uno de los discos del año.

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